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A pesar de la popularidad de herramientas como ChatGPT o Claude, cada vez más gente siente una creciente desconfianza por esta tecnología. ¿Por qué sucede?

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Sam Altman siempre se muestra entusiasmado con la IA, con lo que esta es y será capaz de hacer. Desde convertir a la gente en auténticos genios, hasta colonizar el espacio. Al fin y al cabo, es comprensible: se trata del máximo responsable detrás de ChatGPT. ¿El problema? Que aunque el empresario se pasa el día comentando las posibilidades de esta tecnología, su entusiasmo no es contagioso. 

Así al menos lo pone de manifiesto un nuevo estudio. Más de la mitad de la gente ya se muestra más preocupada que emocionada con todo lo que tiene que ver con la inteligencia artificial. ¿Por qué sucede esto realmente? ¿Cuáles son las causas? Muchos lo achacan a las advertencias de numerosos expertos, que hablan de consecuencias fatales. ¿Pero es el único motivo?

Cada día la inteligencia artificial y herramientas como ChatGPT ganan más y más protagonismo. En todas partes: los medios de comunicación, Internet, pero también desde un punto de vista profesional. Sam Altman debería estar contento. No obstante, OpenAI tiene un importante desafío por delante: convencer a quienes recelan de su propuesta, que no son precisamente pocos. 

Solo es necesario echar un vistazo a la actualidad tecnológica para ser consciente de ello: la IA divide a todo el mundo. Casi se podría hablar de dos bandos. Por un lado, gente como Bill Gates, Elon Musk o el propio Altman, que prevén un mundo más cómodo, más libre y con más tiempo de ocio para todos. Enfrente, expertos como Geoffrey Hinton hablan incluso de la extinción de la humanidad.

Estas posturas radicalmente opuestas no existen solo entre los especialistas en la materia. Un nuevo estudio compartido por The Washington Post y llevado a cabo por Pew Research demuestra que lo mismo sucede con los usuarios. Aproximadamente el 50% de los encuestados, adultos estadounidenses, reconocieron estar más preocupados que entusiasmados con la inteligencia artificial. 

En este sentido, hay un hecho que llama mucho la atención. En 2022, cuando ChatGPT vio la luz, la misma encuesta reveló datos muy distintos: quienes sentían incertidumbre hacia la IA apenas llegaban al 38%. ¿Por qué ese aumento en la desconfianza? ¿Se trata solo de una mala comunicación por parte de OpenAI y empresas similares o en realidad hay un temor más profundo en todo el asunto?

Para empezar, los usuarios no se fían mucho de la IA. Otra encuesta reveló que muchas personas rechazan los resúmenes de búsqueda generados por IA (como los ofrecidos por Google), dudando de su precisión y utilidad. Y luego está el tema del empleo, claro. La gente no compra tanto que la tecnología le vaya a retirar felizmente, y más bien cree que terminará desempleada por su culpa. 

Pero según los expertos, quizá lo que más molestia provoca de todo sea la sensación de imposición. De sentir que la IA lo invade poco a poco todo, sin que nadie lo haya pedido. Por si fuera poco, tampoco faltan quienes piensan que la IA no solo arrebatará el trabajo a la gente, sino lo que es peor aún: también robará su identidad. Y eso sí que son palabras mayores. 

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Etiquetas: Inteligencia artificial