Para comprender cómo se financian las startups y cuáles son las distintas fases de este proceso (fundraising), es clave conocer las características de cada etapa y el tipo de inversores que suelen participar en ellas.
En primer lugar, no hay una definición única y consensuada de lo que se puede considerar startup y lo que no, es un concepto algo ambiguo y variará dependiendo de a quien le preguntes ya que la frontera es un poco difusa. Se podría decir que una startup es una empresa joven, con alto potencial de crecimiento y escalabilidad, que tiene una componente tecnológica relevante para su negocio y que suele (no es indispensable) apalancarse en inversión externa para poder alcanzar sus objetivos.
Por su naturaleza, las startups suelen nacer con recursos limitados y un alto componente de riesgo, lo que dificulta el acceso a la financiación tradicional bancaria con unos intereses razonables. Por ello, recurren a rondas de financiación que son procesos estructurados en los que obtienen capital externo para desarrollar su proyecto, escalar el negocio, consolidar su posición en el mercado o internacionalizarse.
Estas rondas de inversión o ampliaciones de capital no son más que la entrada de nuevos socios a la compañía, donde invierten capital a cambio de una participación en el accionariado (equity).
Hay otros métodos de financiación no dilutiva, o menos dilutiva, que mencionaré a continuación, pero este artículo se centrará principalmente en el capital dilutivo.
Sigue leyendo para entender cómo funcionan las rondas de financiación, los tipos que existen y las etapas del proceso.
Las principales fuentes de financiación para startups incluyen:
La elección de la vía de financiación depende del estado de desarrollo de la startup, sus necesidades de capital y su estrategia de crecimiento.
El proceso de financiación de una startup se estructura en distintas fases, cada una supuestamente asociada a unos objetivos, importes, valoraciones y tipos de inversores. Dicho esto, al igual que la definición de la palabra “startup”, en este caso tampoco hay una regla valida única en cuanto a estas variables. Pueden variar ampliamente dependiendo del momento de mercado, de la vertical en donde se encuentre la compañía, del modelo de negocio, de la localización geográfica, y sobre todo de la capacidad del fundador para persuadir a inversores al exponer su visión.
En esta fase pueden invertir los FFF, Business Angels y algunos fondos especializados en esta etapa.
Algunas de las consideraciones clave por parte de los emprendedores a la hora de buscar inversión y cerrar rondas de financiación con éxito son:
Todas las consideraciones anteriores son normas generales de mercado, pero no hay nadie ni nada que lo regule ni pueda garantizar que cumpliendo con la teoría vayas a tener éxito levantando capital.
El emprendimiento, las startups y el VC son la cúspide del capital riesgo, intentan captar las tendencias de mercado de manera muy temprana, incluso prematura y por eso es tan incierto y hay un porcentaje tan alto de fracasos. Dependen de muchas variables más allá de la correcta ejecución que escapan al control de cualquiera: guerras, crisis, tipos de interés, recesiones, nuevas tecnologías y tendencias, tendencias en otros mercados, nivel de adopción por parte de clientes, momentum… todo esto hace que el Venture Capital sea un negocio de outliers.