Design market

A simple vista, la premisa de Las cuatro estaciones, la nueva serie de Netflix producida por Tina Fey, no parece muy original. Razones no faltan. Las reflexiones sobre las dificultades, dolores e inconvenientes de la mediana edad, son un tópico recurrente en el mundo del entretenimiento actual. Pero la producción, de hecho, se va al lado contrario y se enfoca en una dimensión distinta de la premisa. Eso, al profundizar en qué ocurre cuando la madurez lleva a confrontar la vida, más allá de la paternidad o el matrimonio. Todo, aderezado con la necesaria dosis de humor malicioso y sarcasmo necesario para hacer reír, incluso en las situaciones más incómodas. 

Que es justamente lo que ocurre a lo largo de los seis episodios de la producción. Basada en la película homónima de 1981 de Alan Alda, la serie reflexiona acerca de qué ocurre, cuando las grandes metas se han cumplido. O lo que es lo mismo, cuando ser padre o esposo, no es suficiente para garantizar la felicidad personal.

Por lo que, tomando como punto de partida un año en la vida de tres parejas distintas, Las cuatro estaciones profundiza en un puñado de situaciones de ruptura. Eso a través de Kate (Fey) y su esposo Jack (Will Forte), un matrimonio que intenta sobrevivir como puede a la rutina. En especial, una vez que la hija de ambos parte a la universidad y de una u otra forma, deben dedicar más tiempo a la relación entre ambos.

En medio de ese terreno resbaladizo, ambos viajarán para reunirse con Nick (Steve Carell) y Anne (Kerri Kenney-Silver), que celebran sus 25 años de matrimonio. Al grupo se unirá Danny (Colman Domingo) y su esposo Claude (Marco Calvani). La intención de todos es celebrar por todo lo alto y en buena compañía, lo que parece una vida perfecta.

Pero, la situación se tornará complicada cuando Nick admita que no solo no es feliz — que ya sería bastante grave — sino que tiene la intención de divorciarse de Anne. Un giro de los acontecimientos que pone en entredicho lo que todos creían sobre el matrimonio, el amor y hasta los objetivos de la vida, tal y como la conocían hasta entonces. 

Parte del mérito de Las cuatro estaciones es que a pesar de tocar temas complejos y sensibles, no intenta ser moralista o dejar lecciones a su paso. En lugar de eso, la trama está más interesada en mostrar que todos sus personajes, atraviesan momentos complejos en sus respectivas relaciones y que deben afrontarlo de una vez por todas. De modo que mientras Nick toma la decisión de un divorcio en un momento especialmente duro, el resto deberá afrontar sus propios conflictos.

A un extremo, Kate y Jack deben superar el tedio de un matrimonio sin sorpresas ni riesgos. También, de la incómoda sensación que nada de lo que comparten es lo suficientemente significativo o relevante. Al otro, Danny afronta un grave problema de salud, que provoca que Claude se obsesione con cuidados y prohibiciones. A primera vista, el panorama puede parecer el típico de historias semejantes, hasta que toma caminos poco usuales para explorar en sus dilemas. Del amor a la búsqueda del propósito, pasando por la necesidad de aceptar que la madurez es un trayecto complicado.

Las cuatro estaciones logra que cada uno de sus personajes tenga un momento para brillar. También, que los inconvenientes y situaciones incómodas con las que deben lidiar, sean cercanas y emotivas. El guion de Tina Fey, Lang Fisher y Tracey Wigfield, profundiza en su premisa a partir de un punto doloroso. ¿Qué ocurre cuando el amor no es suficiente? Gradualmente, cada una de las parejas, deberá atravesar no solo ese duro punto de vista. A la vez, asumir que no siempre la respuesta es sencilla o solo una. 

Pero en lugar de caer en el drama o en la melancolía, Las cuatro estaciones utiliza el humor y diálogos brillantes, para la espinosa travesía de sus personajes a través de sus circunstancias más íntimas. Eso, al convertir la separación de Nick y Anne en el detonante para que cada pareja deba confrontar lo que cree sobre el amor y la soledad. 

Buena parte de los momentos más conmovedores de la serie, proviene entonces de conversaciones en apariencia accidentales y encuentros fortuitos. De la forma en que comprenden el divorcio de Nick, la desazón de Anne o la propia idea de perder la vida que conocían casi por accidente. 

Gradualmente — en especial en sus últimos dos episodios — Las cuatro estaciones hace un recorrido por la frustración y la inquietud de personajes que parecen tener todo asegurado. Un giro de acontecimientos que lleva a su conclusión — que anuncia segunda temporada — y también, revaluar lo que creían preciado y sólido. Un escenario complejo que la serie explora con facilidad y entrañable buen humor.