A pesar de que la última versión del sistema de Microsoft cuenta con funciones de seguridad que protege tus datos, muchos aún dudan si es necesario instalar un antivirus. Esto es lo que debes saber antes de decidir.
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En los últimos meses, Windows 11 ha dado pasos firmes para consolidarse como uno de los sistemas operativos más completos de Microsoft. Las mejoras en rendimiento, estabilidad y sobre todo en seguridad lo han convertido en una plataforma mucho más fiable para el usuario medio.
Con funciones como el arranque seguro, el cifrado por hardware o la integración de inteligencia artificial en la detección de amenazas, no es casualidad que muchos usuarios se pregunten si realmente sigue siendo necesario instalar un antivirus externo.
Y es que con tantas novedades integradas, la duda es legítima: si ahora el sistema operativo ya incluye una capa de protección como Windows Defender, ¿deberías recurrir igualmente a una solución adicional para proteger tus datos personales y tu equipo frente a posibles amenazas?
Hoy en día, los ciberdelincuentes no solo apuntan a grandes empresas o instituciones con recursos millonarios. Los usuarios también se han convertido en un objetivo viable. Ya sea para robar credenciales de acceso, secuestrar archivos mediante ransomware, convertir el PC en parte de una botnet o infiltrarse con fines de espionaje, los métodos son variados y evolucionan constantemente.
En ese contexto, Windows Defender se presenta como una solución integrada y funcional. Está presente de forma nativa en Windows 11, se actualiza automáticamente y, según los resultados más recientes de AV-TEST en febrero de 2025, es capaz de detectar el 100 % de amenazas conocidas y también de día cero, es decir, aquellas que son nuevas y no han sido clasificadas aún.
Sin embargo, aunque su nivel de detección es alto, su alcance sigue siendo limitado. Si utilizas tu ordenador con precaución, no sueles descargar archivos desconocidos, evitas navegar por sitios poco confiables y mantienes tu sistema actualizado, es probable que esta protección básica sea suficiente. Pero si tu actividad en línea es más intensa o variada, la app se queda corta.
Windows Defender no cuenta con funcionalidades más avanzadas como una red privada virtual (VPN) que cifre tu conexión, control parental, protección en redes WiFi públicas, ni protección cruzada que abarque otros dispositivos, como tu smartphone Android o un portátil con macOS.
Tampoco incorpora gestores de contraseñas, ni herramientas para detectar fraudes bancarios o intentos sofisticados de phishing, que cada vez son más difíciles de identificar. Si manejas información confidencial, trabajas desde casa o simplemente quieres estar un paso por delante de los atacantes, lo más recomendable es complementar la app con un antivirus de terceros.
Hoy día, existen muchas opciones gratuitas que ofrecen protección adicional sin que tengas que desinstalar la herramienta de Microsoft, ya que Defender puede funcionar en modo pasivo junto con otro software. De esta manera, estarás mejor protegido ante las amenazas que abundan en la web.
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Contar con un buen antivirus —sea el que viene por defecto o uno externo— no es la única barrera que debes establecer para evitar ser víctima de malware, ransomware o cualquier otra amenaza. La seguridad comienza por cómo usas tus dispositivos y cómo gestionas tu información personal en Internet.
Por ejemplo, es fundamental que mantengas todas tus aplicaciones actualizadas, no solo el sistema operativo. Muchas brechas de seguridad ocurren a través de software desactualizado que los atacantes aprovechan para introducir código malicioso.
El correo electrónico sigue siendo uno de los vectores de ataque más comunes. Por ello, evitar abrir enlaces o descargar archivos adjuntos de remitentes desconocidos debería ser una práctica básica. Lo mismo ocurre con las redes sociales, donde debes desconfiar de sorteos falsos o mensajes que intentan suplantar a una marca conocida.
Otra medida clave es activar la autenticación en dos pasos en todos tus servicios, especialmente en cuentas bancarias, correos electrónicos y redes sociales. Esto puede marcar la diferencia entre un intento de acceso fallido y el robo total de tus datos.
Y si compartes PC con Windows 11 con otros usuarios, asegúrate de que cada uno tenga una cuenta separada y limitada, sin acceso administrativo. Esto reduce el impacto de cualquier posible infección.
Por último, estar informado sigue siendo tu mejor aliado. Es decir, saber cómo funciona una estafa, reconocer una web fraudulenta o identificar un comportamiento extraño en el sistema puede ayudarte a reaccionar a tiempo y minimizar los daños.
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Etiquetas: Antivirus, Windows 11