Lo que muchos creían un hackeo brillante fue, en realidad, un error interno que costó millones a la compañía. Un legendario desarrollador de Microsoft lo cuenta todo.
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Si eres de esas personas que allá por el año 2000 tenía un ordenador, es bastante probable que este código te recuerde a algo: FCKGW-RHQQ2-YXRKT-8TG6W-2B7Q8. Si no es así, decirte que fue la llave casi mágica que permitió instalar Windows XP sin pasar por el pesado sistema de activación.
Millones la escribieron alguna vez sin saber por qué funcionaba tan bien. Hoy, más de veinte años después, Dave W. Plummer, uno de los desarrolladores legendarios de Microsoft, creador del Administrador de tareas y de las carpetas ZIP, ha aclarado el misterio: No fue un hackeo, fue una filtración desastrosa.
Plummer, que trabajó durante años en el diseño del sistema de activación de productos (WPA), explica en un tuit que esta clave fue la primera licencia corporativa de Windows XP que se filtró antes del lanzamiento.
En aquel momento, 2001, Microsoft estrenaba un nuevo método de protección: las licencias quedaban ligadas al hardware de cada equipo y debían validarse a través de los servidores de la empresa. Pero las grandes compañías, con cientos de ordenadores, no podían activar uno por uno, así que recibían claves por volumen especiales. Una de ellas, la famosa FCKGW, cayó en las manos equivocadas.
Como ya te puedes esperar y como seguramente recuerdes, un grupo de piratas informáticos conocido como devils0wn difundió en foros y redes una copia de Windows XP acompañada de esa clave.
En cuestión de días, el software más esperado del momento se convirtió en el más pirateado del planeta. Se dieron cuenta de lo que estaba pasando cuando empezaron a ver instalaciones desde direcciones IP de todo el mundo antes del lanzamiento oficial.
Ciertamente, el WPA de Microsoft era bastante avanzado, ya que generaba un número único en función del procesador, la memoria y otros componentes del equipo. Luego ese número se comprobaba en los servidores de la compañía.
Cualquier error marcaba la instalación como ilegal. Pero la clave filtrada estaba en una lista blanca que indicaba: Esta licencia es corporativa, no necesita validación. En otras palabras, permitía instalar Windows XP sin problema alguno.
Era una vulnerabilidad legal más que técnica, comenta Plummer. Las grandes empresas confiaban tanto en Microsoft que apenas se revisaban los riesgos. Esa confianza ciega se tradujo en la puerta trasera perfecta. Solo hacía falta el disco de instalación correcto, y cualquiera podía tener un Windows XP completamente funcional y sin restricción alguna, cuenta.
Por supuesto, los piratas no tardaron en actuar y empaquetar todo junto: la clave, la copia de instalación y una guía paso a paso. Teniendo como base que los tiempos que corrían eran de velocidades de descarga auténticamente lentas, nadie prestaba atención a lo que sucedía y dejaban que todo siguiese su cauce.
En cuestión de semanas, la clave se hizo legendaria. Apareció en camisetas y hasta como referencia en foros y memes. Microsoft actuó rápido, pero el daño ya estaba hecho. En pocas semanas, se estimaba que circulaban más copias no oficiales de XP que licencias legítimas.
Tras aquel desastre, tocaba actuar y en 2004 se lanzó el Service Pack 2 de XP, en el que las claves corporativas quedaban bloqueadas automáticamente. Más tarde, con Windows Vista y Windows 7, se introdujeron mecanismos de validación mucho más estrictos. Fue el final de la inocencia para Microsoft, explica Plummer. Pasamos de confiar en el usuario a sospechar de todos.
Con el tiempo, el código fue bloqueado y quedó fuera de juego en las últimas versiones del sistema. Sin embargo, para muchos queda en el recuerdo como una época en la que la ciberseguridad era nula y la confianza en el usuario extrema.
La ironía, dice el propio Plummer, es que esa misma curiosidad que llevó a muchos a instalar XP ilegalmente es la que inspiró a miles de jóvenes a convertirse en programadores.
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Etiquetas: Microsoft, Ordenadores