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Veintidós cardenales latinoamericanos, de un total de 133 provenientes de otros continentes, representarán a la región en el cónclave que comienza el próximo miércoles para elegir al nuevo papa, tras la muerte de Francisco.

La mayoría de los 22 cardenales latinoamericanos siguen la misma línea del argentino Jorge Mario Bergoglio, fallecido el pasado 21 de abril, conforme a una información de EFE citada por varios medios.

En el cónclave, que se realiza en la Capilla Sixtina, hay 19 cardenales creados por Francisco. De ese grupo, cuatro son de Argentina; cinco de Brasil; uno de Colombia; uno de Cuba; uno de Chile; uno de Ecuador; uno de Guatemala; uno de México; uno de Nicaragua; uno de Perú; uno de Paraguay y uno de Uruguay.

Los nombres de los cardenales son los siguientes:

Mientras que durante el papado de Benedicto VXI fueron nombrados cardenales:

El profesor de Teología de la Pontificia Universidad Católica Argentina, José Carlos Caamaño, entrevistado por EFE, aseveró que no cree que haya un giro anti-Francisco en el cónclave y agregó que algunos pueden querer seguir su rumbo con un poco más de velocidad, pero también hay quienes piensan que se tiene que seguir caminando, pero con más cuidado, con más diplomacia, evitando choques.

Caamaño dijo que en Argentina, que tiene cuatro votantes, la agenda de Francisco está muy consolidada entre sus cardenales y que existe una vocación de continuar a la velocidad que él imprimió a las cosas.

Conforme a su opinión, no existe homogeneidad en Brasil sobre la velocidad que deberían tener las reformas, mientras que sobre México expresa que los cardenales no tienen exactamente la misma posición.

Al parecer, explica Caamaño, en la región no hay controversia sobre la postura a favor o en contra de Francisco, mientras que no ocurre lo mismo entre los cardenales de EE.UU., Europa y África.

En su punto de vista, si hay demasiada polarización se buscará un papa que represente el consenso, sin dejar atrás el legado de Francisco, centrado en la justicia social, y la atención a los sectores más críticos. Según él, los que apoyan al fallecido papa son una mayoría silenciosa, mientras que los que lo adversan son más ruidosos.