Elon Musk no la está pasando bien últimamente. El dueño de X no solo enfrenta múltiples demandas y una desastrosa caída en los ingresos de Tesla, sino también una situación relacionada con una de sus mansiones. Pese a que el magnate declaró hace unos años que vendería todas sus pertenencias, una propiedad le está causando dolores de cabeza debido a unos okupas.
Hace unos meses, The Wall Street Journal reportó que Elon Musk está intentando ejecutar la hipoteca de una mansión en Los Ángeles luego de que un acuerdo de préstamo entrara en mora. La casa, que alguna vez perteneció a Gene Wilder, fue adquirida por Musk en 2013 por 6,75 millones de dólares, antes de ser vendida en 2020 al sobrino del actor, Jordan Walker-Pearlman, y a su esposa, Elizabeth Hunter.
Musk había puesto la propiedad en venta inicialmente por 9,5 millones de dólares y posteriormente redujo el precio a 7 millones cuando Walker-Pearlman y Hunter expresaron interés, pero carecían de fondos. Como un gesto de admiración al legado de Wilder, Elon Musk otorgó un préstamo de 6,7 millones de dólares a la pareja para facilitar la compra, la cual se realizó con la condición de que la propiedad se conservara en su estado original.
Sin embargo, cuatro años después de la transacción, la pareja incumplió el préstamo, alegando dificultades financieras relacionadas con la huelga de guionistas de Hollywood de 2023. En respuesta, Musk presentó una notificación de incumplimiento e inició un proceso de ejecución hipotecaria, lo que podría permitirle reclamar la propiedad mediante subasta. A pesar de la ejecución hipotecaria pendiente, Walker-Pearlman y Hunter continuaron ocupando la casa y se resisten a desalojar el inmueble.
Para evitar el embargo, la pareja puso la propiedad a la venta en agosto de 2024, con un precio inicial de 12,95 millones de dólares. Tras no conseguir un comprador, el precio se redujo a 9,5 millones de dólares en noviembre de 2024, pero la venta no se ha materializado.
Por si eso fuera poco, la pareja presentó un convenio restrictivo ante el condado de Los Ángeles para evitar modificaciones significativas en la casa. La solicitud protege la propiedad de ser demolida o modificada estructuralmente de manera que pueda comprometer su valor histórico. Si bien se permiten mejoras interiores, el exterior debe permanecer inalterado para honrar la memoria de Wilder.
Walker-Pearlman y su esposa declaran estar agradecidos con Musk por facilitar la compra original y afirman que no existen rencores entre ellos. Sin embargo, el proceso legal continúa mientras Musk busca resolver lo que se ha convertido en una prolongada pelea sobre la casa y el pago.
La propiedad en disputa es una mansión de 855 metros cuadrados con piscina y vistas al Bel-Air Country Club. Diseñada por el arquitecto Robert Byrd, Wilder la compró originalmente en 1976 por 300.000 dólares y fue su residencia principal hasta su fallecimiento en 1989. En 2013, Musk adquirió la casa por 6,75 millones de dólares, alegando posteriormente su deseo de no ser propietario, pero haciendo una excepción para preservar el legado de la propiedad.