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Ash de Prime Video se ha convertido en uno de los grandes éxitos del año en el género de ciencia ficción. La historia de Riya (Eiza González), una astronauta que despierta solo para encontrar sobrevivió a una misteriosa masacre, es intrigante por necesidad.

Pero a esa premisa retorcida, se suma la presencia de un misterioso compañero de tripulación, Brion (Aaron Paul), del que no recuerda nada. Mucho más siniestro todavía que podría ser — o no — el causante de la matanza. O, al menos, ser otra víctima circunstancial de lo que sea que ocurrió en la nave. 

Todo lo anterior, ambientado en el espacio profundo y en una estación espacial que comienza, poco a poco, a dejar de funcionar. De modo que la batalla por la vida, también incluirá evitar morir asfixiados o heridos, por lo que hay más allá de las paredes de metal que los protegen. De modo que Ash convierte al espacio en otro enemigo a vencer. A la vez, en una frontera desconocida que abarca un enigma, incluso mayor que el que es centro del argumento. Algo que la trama logra convertir en una extraña sucesión de eventos terroríficos que terminan en un explosivo y angustioso final.

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Pero además de una buena película de género, Ash también rinde homenaje al cine contemporáneo. Para explorar en ese extremo, te dejamos las cinco grandes referencias a las mejores sagas de ciencia ficción en la cinta. Desde la galaxia como un lugar escalofriante hasta una visión del miedo como última frontera. Todo para los amantes de las grandes historias en las que el espacio exterior, es el límite. 

Por supuesto, un referente inmediato en Ash es la saga Alien. No solo, por su manera de explorar en su premisa sobre un asesino sanguinario en una nave espacial. También, por mostrar al espacio, como un territorio desconocido que se hace progresivamente más peligroso. Ash juega con cuidado con la idea del terror que nace de la claustrofobia y también, de la posibilidad de la muerte imprevisible. 

Asimismo, con un tema recurrente en Alien y que Ash llega a un nivel nuevo. En la primera cinta de la saga, el ya icónico Space Jockey que la tripulación del Nostromo encuentra en un planeta devastado, se convirtió en símbolo del terror cósmico. Eso, al mostrar que había toda una galaxia misteriosa y potencialmente brutal, más allá del conocimiento humano.

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Ash hace lo mismo, al plantear la idea de que el desolado planeta, centro de la trama, es uno entre miles, imposible de rastrear y sometido a condiciones brutales. La cinta deja claro, desde el principio, que, además de los peligros de la estación espacial a punto del colapso, está el misterio de la inmensidad que les rodea. 

En 2018, Alex Garland dirigió esta adaptación del libro homónimo de Jeff VanderMeer, en la que plasmó la vida extraterrestre de una forma radicalmente nueva. En especial, al imaginar que el contacto alienígena era capaz de cambiar la atmósfera de nuestro planeta hasta crear una cúpula misteriosa. Dentro, cualquier sustancia o criatura, sufría cambios totales hasta alejarlos de cualquier parecido con lo que antes habían sido. 

En Ash ocurre algo semejante. El planeta en que ocurre la trama, tiene una atmósfera que cambia de manera inexplicable, a la manera de las fluctuaciones de gas o de algún otro material enigmático. Gradualmente, la forma en que el exterior termina por manifestarse dentro de la estación espacial en la que Riya y Brion luchan, será determinante. En especial, por brindar a ambos una nueva manera de comprender lo que les rodea y cómo les afecta. 

En 1987, Paul W. S. Anderson dirigió esta joya de culto que mezcla en el mismo escenario terror y ciencia ficción. Todo al convertir a la nave Event Horizont en un espacio liminal entre una dimensión de horrores y la realidad. El resultado fue una cinta de terror que todavía sorprende, al convertir a espacios tecnológicos en territorio de una pesadilla gótica. 

Algo semejante ocurre con Ash. Su director, Flying Lotus, veterano de los videoclips musicales, pone al servicio de la tensa historia sobre una matanza en una estación espacial, una estética muy definida. El apartado visual de la película convierte entonces al edificio en una colección de sombras y lugares tenebrosos. 

Todo más cercano a la estética del terror gótico que a una fría visión sobre un escenario hipertecnificado. Una decisión que brinda la película una extraña belleza. A la vez, logra que su premisa sobre un enfrentamiento entre dos fuerzas antagónicas, tenga el más singular territorio en el cual desarrollarse. 

Esta cinta de Philip Kaufman es una evidente referencia para Ash. En especial, al imaginar el entorno alienígena que rodea a Riya y a Brion de formas muy parecidas. De hecho, la historia explora en la posibilidad de que la vida, más allá de nuestro planeta, sea muy distinta a cualquier especie antropomórfica. También, que cualquier forma en que comprendamos el pensamiento de cualquier otra especie cósmica, nos rebasa por necesidad.

El resultado es que Ash indaga en qué ocurriría si, casi por accidente, un asentamiento espacial terminara por invadir el planeta de una forma de vida parasitaria. Y en cualquier caso, si esa posibilidad también implicara un enfrentamiento a muerte entre seres humanos y criaturas desconocidas. Un punto que Ash lleva a una nueva e incómoda perspectiva, en particular para su último tramo. 

Por supuesto, el clima de paranoia, horror y angustia en el que transcurre buena parte de Ash, es heredero directo del terror de La cosa. La película de 1982 de John Carpenter no solo inspiró la sensación de miedo constante hacia cualquier desconocido, sino también la posibilidad de que cualquiera pudiera ser el enemigo.

Como resultado, Riya tendrá que lidiar con la posibilidad de que Brion, un desconocido del que no tiene ningún recuerdo, sea algo más que un sobreviviente. Todavía peor, que su aparente necesidad de ayudar, no sea otra cosa que una estrategia para asesinarla, de la misma forma que ya lo hizo con el resto de la tripulación. Un giro tenebroso y retorcido que Ash logra incorporar a trama con varias de las secuencias más incómodas y duras del año en el género de ciencia ficción.