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Foto: TechCrunch, vía Flickr (Bajo licencia CC BY 2.0 DEED).

OpenAI continúa con su plan de reestructuración, pero hoy ha anunciado un cambio drástico en su estrategia. Tal y como ya se había anunciado a finales del año pasado, la subsidiaria con fines de lucro pasará a convertirse en una corporación benéfica o Public Benefit Corporation (PBC); la gran diferencia está en que el brazo sin fines de lucro seguirá teniendo el control sobre dicha PBC.

Tomamos la decisión de que la organización sin fines de lucro mantenga el control de OpenAI después de escuchar a líderes cívicos y entablar un diálogo constructivo con las oficinas del Fiscal General de Delaware y el Fiscal General de California, indicó Bret Taylor, presidente de la junta de OpenAI.

Sam Altman, CEO de OpenAI, envió un mensaje a sus empleados explicando el porqué de esta determinación. A continuación, algunos de los fragmentos más importantes:

OpenAI se fundó como una organización sin fines de lucro. Hoy es una organización sin fines de lucro que supervisa y controla al brazo con fines de lucro, y en el futuro seguirá siendo una organización sin fines de lucro que supervise y controle a la con fines de lucro. Esto no cambiará.

La LLC con fines de lucro bajo la organización sin fines de lucro OpenAI LP se transformará en una corporación benéfica (PBC) con la misma misión. Las PBC se han convertido en la estructura con fines de lucro estándar para otros laboratorios de IA general como Anthropic y xAI, así como para muchas empresas con un propósito definido como Patagonia. Creemos que esto también tiene sentido para nosotros.

… La organización sin fines de lucro seguirá controlando la PBC y se convertirá en un importante accionista de esta, en una participación respaldada por asesores financieros independientes. Esto le proporcionará recursos para apoyar programas para que la IA pueda beneficiar a diversas comunidades, en consonancia con su misión. A medida que la PBC crezca, los recursos de la organización aumentarán, permitiéndole hacer aún más.

Esto supone un cambio importante respecto de lo que se había anunciado a finales del año pasado. Tengamos en cuenta que la idea de OpenAI era mantener su organización sin fines de lucro (OpenAI Incorporated) y convertir su brazo con fines de lucro (OpenAI LP) en una corporación benéfica. La gran diferencia era que la parte sin fines de lucro se convertiría en accionista de la PBC, pero ya no la controlaría.

Esto no solo provocó críticas de parte de Elon Musk, sino también de exempleados de OpenAI. Según sus quejas, la conversión con fines de lucro crearía incentivos desalineados que impactarían negativamente sobre el desarrollo seguro de la inteligencia artificial.

Con lo que se ha anunciado hoy, entonces, OpenAI no solo mantendrá sus dos partes como hasta ahora, sino también sus jerarquías. La única modificación, que no es menor, es que la organización con fines de lucro dejará de ser una empresa de ganancias limitadas (LP) y pasará a ser una corporación benéfica (PBC).

Ahora que la organización sin ánimos de lucro seguirá controlando los destinos de OpenAI, los de Sam Altman aspiran a calmar a sus detractores. De concretarse el traspaso del control hacia la corporación benéfica, el brazo sin fines de lucro se hubiese limitado a un rol casi decorativo. Según se había explicado, se dedicaría concretar iniciativas caritativas en sectores como la atención médica, la educación y la ciencia.

En lugar de nuestra compleja estructura actual de ganancias limitadas —que tenía sentido cuando parecía que podría haber una iniciativa dominante de inteligencia artificial general, pero que no es así en un mundo con tantas grandes empresas de AGI—, estamos cambiando a una estructura de capital normal donde todos tienen acciones. Esto no es una venta, sino un cambio de estructura hacia algo más simple, explicó hoy Altman.

Todavía no está claro cuándo estará lista la transición de OpenAI hacia esta nueva estructura. Cuando la compañía cerró una ronda de financiamiento por $6.600 millones en octubre pasado, se indicó que tenía un plazo de 2 años para concretar su reestructuración. De no hacerlo, los inversores podrán reclamar la devolución de su dinero o renegociar la valoración de la empresa.