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El CEO de OpenAI da un giro de 180 grados en su compañía. Seguirá bajo control de una fundación sin ánimo de lucro y se convertirá en una corporación de beneficio público.

Getty Images/Freepik/Computer Hoy

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Después de meses de conversaciones internas y muchas presiones externas, OpenAI ha decidido mantener su esencia original. Sam Altman, CEO de la compañía, anunció que la fundación sin ánimo de lucro seguirá al mando, aunque la estructura se simplificará para atraer más inversión y facilitar el crecimiento. 

No es una venta, sino un cambio de estructura a algo más sencillo, explicó Altman en una carta a los empleados. Todo este cambio llega tras la polémica por la posible conversión de OpenAI en una empresa puramente lucrativa, lo que había dado pie a todo tipo de críticas tanto de antiguos empleados como de figuras como Elon Musk.

Según Altman, el cambio de naturaleza de la compañía no responde a ningún otro fin que el de garantizar su rentabilidad económica, algo que lleva poniéndose en duda mucho tiempo, a pesar del éxito logrado últimamente gracias en parte al Studio Ghibli. 

Tanto Musk como varios antiguos empleados de OpenAI se dirigieron en su momento a los fiscales generales de California y Delaware con un objetivo muy claro: frenar la transición pretendida con OpenAI.

Su mensaje no dejaba ninguna duda: que los responsables de ChatGPT se convirtieran en una empresa con ánimo de lucro podría ser un peligro y no beneficiaría en nada a la humanidad. Desde luego, este cambio de ahora seguro que trae bastante cola y muchos comentarios.

La clave de la nueva etapa es la transformación de la filial de negocio en una public benefit corporation (PBC), una figura legal que obliga a la empresa a buscar no solo el beneficio económico, sino también un impacto social positivo. 

Así, OpenAI podrá acceder a más capital y repartir acciones entre empleados e inversores, pero la fundación sin ánimo de lucro mantendrá el control y la capacidad de decisión sobre el rumbo de la inteligencia artificial que se crea.

Altman insiste en que la misión sigue siendo la misma: Desarrollar una inteligencia artificial general (AGI) que beneficie a toda la humanidad y no solo a unos pocos. 

Con una valoración que ya ronda los 300.000 millones de dólares y 400 millones de usuarios semanales en ChatGPT, OpenAI quiere que sus mejoras lleguen a todos los rincones del planeta, desde la educación hasta la salud o el mundo laboral.

Lo cierto es que la apuesta de OpenAI va mucho más allá de los chatbots actuales. Altman ha dejado claro que su objetivo es crear una AGI, una inteligencia artificial capaz de razonar y aprender como un ser humano, pero con acceso a todo el conocimiento digital.

Ahora vemos una forma en que la AGI puede empoderar directamente a todos como la herramienta más poderosa en la historia humana, afirma el CEO.

Para lograrlo, OpenAI calcula que necesitará billones de dólares en recursos informáticos y talento, una cifra que solo será posible con una estructura que combine inversión privada y control social.  No queremos ser una empresa normal, y creemos que esto supera con creces lo que necesitamos para poder recaudar fondos, comenta Altman a sus empleados.

Sin embargo, y volviendo a su batalla con Musk y compañía, el camino no va a ser fácil. Musk sostiene que la empresa se ha alejado de su misión filantrópica, mientras que Altman defiende que la clave está en mantener el control social y no ceder a los intereses de grandes inversores.

Microsoft, por su parte, sigue siendo el principal socio y financiador de OpenAI, aunque no ha comentado públicamente la última reestructuración. Pero sí añadir que este modelo de public benefit corporation también ha sido adoptado por otros como Anthropic o la propia xAI de Musk, pero OpenAI sigue siendo única en mantener el control en manos de una fundación.

Por el momento, y al menos de palabra, OpenAI se compromete a mantener sus modelos lo más abiertos posible y a fomentar el uso responsable y ético de la IA. Pese a los riesgos de la futura AGI también promete trabajar con gobiernos, empresas y la sociedad civil para resolverlos juntos.

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Etiquetas: Inteligencia artificial, Software