A un día de experimentar el peor apagón en la historia de España, los primeros datos sobre su impacto comenzaron a surgir. Si bien la atención permanece centrada en el origen del fallo, algunos han decidido estudiar los efectos que tuvo, particularmente en las redes móviles. Un estudio reciente hace un balance de la caída en las comunicaciones con diversos operadores en España y Portugal.
De acuerdo con un análisis de Ookla, el apagón en España provocó una cadena de fallos que comprometió el rendimiento de las redes en ambos países. Datos de Speedtest Intelligence y Downdetector revelaron que la proporción de usuarios españoles con conexión estable cayó del 90 % al 50 % para el mediodía del 28 de abril. Por otro lado, las velocidades de descarga en las redes móviles disminuyeron un 73 % en todo el país en comparación con el día anterior.
El colapso no fue selectivo; afectó a todos los operadores de forma casi simultánea. Aunque los centros de datos de los principales proveedores continuaron operando gracias a sus sistemas de respaldo, los equipos intermedios fallaron al quedarse sin energía. Estos últimos, distribuidos en zonas urbanas y rurales, son esenciales para garantizar el tráfico de datos.
Desde el mediodía del 28 de abril, España y Portugal sufrieron uno de los mayores apagones eléctricos de su historia. Millones de personas quedaron varadas, sin acceso a servicios esenciales como el transporte público o las comunicaciones. En los pocos sitios que contaban con baterías de respaldo o generadores, la calidad de la red disminuyó rápidamente debido a la saturación.
El estudio indica que algunos operadores demostraron mayor capacidad de respuesta. En España, Movistar y Orange ofrecieron un rendimiento relativamente más estable, mientras que en Portugal, Vodafone lideró en métricas de velocidad y latencia. En situaciones extremas, los usuarios con peores condiciones en la red de Movistar aún obtenían mejor desempeño que el promedio de Yoigo o Vodafone.
Las regiones más afectadas en España fueron la Comunidad Valenciana, Galicia, Andalucía y Murcia, donde las velocidades de descarga se redujeron en más del 85 %. En cambio, áreas del centro como Castilla-La Mancha y Madrid experimentaron caídas más moderadas, alrededor del 60 %. Según los datos, el tiempo de carga de páginas web aumentó más del 20 %, incluso en zonas donde había conectividad.
Según Ookla, durante las horas más críticas del apagón, el número de pruebas de velocidad fallidas o incompletas en Speedtest se disparó. A medida que la jornada avanzaba y el suministro eléctrico se restauraba en algunas regiones, los usuarios comenzaron a reportar fallos en Downdetector, que experimentó un pico de solicitudes a la medianoche.
El apagón expuso la vulnerabilidad de la infraestructura móvil de España y Portugal. La falta de soluciones de respaldo energético fue clave para que millones quedaran incomunicados. Arturo Azcorra, director adjunto de IMDEA Networks, explicó que la conectividad no depende solo de un centro de datos, sino de nodos intermedios distribuidos por las ciudades. La fibra óptica puede recorrer grandes distancias, pero si los conmutadores locales se apagan, la conexión se interrumpe.
Además de la implementación de políticas que garanticen un nivel mínimo de resiliencia ante apagones, el Gobierno debe blindar la infraestructura crítica del país. La posibilidad de un ciberataque como causa del apagón en España circuló durante las primeras horas del lunes. Si bien no existe evidencia que respalde esa teoría, su simple existencia hace necesaria una revisión de la seguridad en todos los frentes.