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No es la pareja de la noticia. Crédito: Freepik

La azoospermia es uno de los problemas de infertilidad masculina más difíciles de solucionar, ya que consiste, básicamente, en la ausencia de espermatozoides en el eyaculado. Si no hay ni un solo espermatozoide, no se puede llevar a cabo ninguna de las técnicas de reproducción asistida clásicas. Habría que optar por semen de donante o por extraer una biopsia de los testículos del paciente, con el objetivo de buscar algunos espermatozoides en ella. Puede que estén ahí, pero por algún motivo, no se liberen en la eyaculación. La primera es una opción que muchas parejas desechan y la segunda es bastante invasiva y molesta. Por eso, STAR, el algoritmo de IA que promete localizar espermatozoides donde parece que no los hay, se presenta como una herramienta de lo más prometedora.

Lo ha presentado recientemente un equipo de científicos de la Universidad de Columbia, después de 5 años de investigación. Resulta muy interesante, ya que el algoritmo de IA que se utiliza se diseñó inicialmente para localizar estrellas distintas. En este caso no busca estrellas, sino espermatozoides tan ocultos que ni siquiera el ojo humano más adiestrado podría encontrarlos con un microscopio. 

Gracias a STAR, una pareja que llevaba 18 años buscando un bebé a causa de una infertilidad por azoospermia ha logrado un embarazo. El bebé aún no ha nacido, pero el embarazo, ahora de 5 meses, está transcurriendo sin problemas. Todo gracias a la IA. 

Se calcula que entre el 1 % y el 2 % de la población masculina tiene azoospermia y que esta, a su vez, es la causa del 10 % de casos de infertilidad en hombres. Por eso se muestra tan prometedor este algoritmo de IA. Son muchas las personas que podrían verse beneficiadas por STAR.

STAR, bautizado así por las siglas en inglés de “Seguimiento y Recuperación de Esperma”, consiste en un microscopio conectado a una cámara de alta velocidad capaz de captar más de 8 millones de imágenes de alta resolución en solo una hora. Una vez hecho esto, un algoritmo de IA especializado en la inspección de imágenes escanea la muestra en busca de espermatozoides. 

Inicialmente, este algoritmo de IA tomaba imágenes del cielo profundo y buscaba estrellas poco nítidas, difíciles de detectar por otros métodos. En este caso hace exactamente lo mismo, pero el cielo es el semen y las estrellas espermatozoides perdidos. Lo único que se ha cambiado es la capacitación. Se ha adiestrado para localizar espermatozoides en la imagen.

Según han explicado los responsables de STAR a CTVNews, antes de usar en la práctica clínica su algoritmo de IA lo probaron en un pequeño experimento. Tomaron muestras de un paciente diagnosticado con azoospermia y las pasaron a una serie de médicos especializados en reproducción y familiarizados con el análisis de semen. En dos días, ninguno logró encontrar ni un solo espermatozoides. Después, pasaron la muestra a STAR, que logró dar con 44 espermatozoides en solo 1 hora. 

El éxito que ha encumbrado este algoritmo de IA ha sido el embarazo de una mujer que llevaba 18 años intentando quedarse embarazada junto a su pareja con azoospermia. Se decidió que podían ser una buena pareja para probar el algoritmo de IA y se solicitó al paciente una muestra de semen. 

Cuando STAR lo escaneó, logró encontrar 3 espermatozoides. Esto fue suficiente para realizar un procedimiento de reproducción asistida. Si bien en las noticias sobre el tema se señala que se sometió a un procedimiento de Fecundación In Vitro (FIV), con tan pocos espermatozoides es más probable que se llevase a cabo un procedimiento de ICSI, en el que el espermatozoide se inyecta directamente en el óvulo para facilitar la fecundación.

Hecho esto, la mujer quedó embarazada rápidamente. Lo mejor, según indican desde la Universidad de Columbia, es que el escaneo con STAR no es un procedimiento caro. Se encuentra en torno a los 3.000 euros, que no es una suma ingente de dinero dados los precios normales de la reproducción asistida. De momento es una técnica en pañales, pero ya hemos visto que funciona y no sería raro verla mucho más extendida en no demasiado tiempo.