Design market

El gran problema es el incentivo que existe en la IA para que esta precisamente parezca viva, ya que los humanos establecen vínculos más cercanos si esta parece que siente.

Getty Images / Computer Hoy

Facebook

Whatsapp

Twitter

Linkedin

Telegram

Copiar url

Enlace copiado

Yuval Noah Harari, el autor de Sapiens y uno de los pensadores más influyentes de nuestro tiempo, ya ha dejado bastante claro en varias ocasiones que el tema de la inteligencia artificial le pone los pelos de punta.

Sin ir más lejos, en un pódcast reciente acaba de lanzar una gran bomba afirmando que la IA no solo imita la inteligencia humana, sino que ahora también finge emociones con una capacidad increíble. Incluso si la IA no tiene sentimientos, ni conciencia, ni sensibilidad alguna, se vuelve muy buena fingiendo tener sentimientos, explica.

Esta capacidad de impostar sentimientos no es solo un truco de programación. Según Harari y otros expertos como Jensen Huang, CEO de Nvidia, hay un gran incentivo para entrenar IA que parezca viva, porque los humanos tienden a establecer vínculos emocionales.

Pero cuidado porque toda esta advertencia va más allá y añade que si una IA puede fingir tan bien que tiene emociones o sentimientos, mucha gente empezará a tratarla como si realmente los tuviese.

En palabras del escritor, la IA no solo podría simular emociones, sino también llegar a convencer a los humanos de que realmente las posee. Esta capacidad para fingir sentimientos es algo que podría llevar a muchas personas a creer que los robots tienen una conciencia real, cuando en realidad, solo están replicando comportamientos programados.

Esto, según comenta, podría incluso dar pie a derechos que nunca estuvieron previstos para una máquina. De nuevo pone sobre la mesa la idea de que la inteligencia artificial puede quedar fuera de nuestro control.

Esta línea de pensamiento podría abrir la puerta a un debate sobre qué significa ser humano y qué tipo de responsabilidades tendrían los creadores de estas máquinas. La posibilidad de que las IA sean vistas como personas podría generar una tensión entre lo que son y lo que parecen ser, poniendo en duda la capacidad de la sociedad para gestionar este avance tecnológico de manera ética.

Es un gran problema, porque existe un enorme incentivo para entrenar a la inteligencia artificial para que pretendan estar vivas, comenta Harari.

Sin ir más lejos, mientras unos temen por este avance, otros lo persiguen y en sí, ya existe esta nueva tecnología que, tal y como se ha podido saber, busca ayudar a los robots y asistentes virtuales a entender mejor cómo se sienten las personas, lo que podría dar un giro de 180 grados a la forma de interactuar con las máquinas en el trabajo y en la vida diaria.

La IA de las emociones se centra en la capacidad de los sistemas para detectar y analizar las emociones humanas a través de diferentes señales, como expresiones faciales, el tono de voz y el lenguaje corporal. 

Hasta ahora tan solo se analizaba el texto, pero la idea es saber realmente cómo se siente una persona durante una conversación, al igual que a las personas se les da mejor evaluar lo que alguien dice viendo su cara y sus expresiones que tan solo un mensaje en WhatsApp.

Grandes empresas, como Microsoft y Amazon, ya están ofreciendo herramientas que permiten a los desarrolladores incluir capacidades de IA emocional en sus aplicaciones. Por ejemplo, un chatbot que puede notar si un cliente está frustrado podría responder de manera más comprensiva y útil.

Básicamente, si pueden entender mejor las emociones, pueden ofrecer respuestas más personalizadas y adecuadas a cada situación, lo que haría que los clientes se sientan más valorados y escuchados.

Sin embargo, el uso de la IA de las emociones también pone sobre la mesa algunas dudas. La idea de que las máquinas puedan analizar tus emociones da un poco de miedo. Además, existe el riesgo de que esta tecnología se use de manera incorrecta, como para vigilar a los trabajadores o manipular a los usuarios. Desde luego, todo siempre tiene una cara B.

Conoce cómo trabajamos en ComputerHoy.

Etiquetas: Inteligencia artificial, Software